No hay más CERA que la que arde.
Sábado 19 de diciembre de 2009
Pensemos en el nieto de un gallego que emigró a Cuba hace 70 años, no ha viajado nunca a España (cosa lógica en un lugar donde no existe libertad para marcharse), no tiene con nuestro país ninguna relación y, en consecuencia, se siente tan español como un lapón. Pensemos luego en un caboverdiano que lleva viviendo años en Burela, vai ao mar cos nosos mariñeiros, habla con soltura los dos idiomas de Galicia, tiene a sus hijos estudiando en un instituto de la zona y siente por las cosas de España el lógico interés de quien aquí vive, trabaja y paga sus impuestos.
Y una vez hayamos imaginado todo eso, supongamos que somos, por ejemplo, de Nebraska, desconocemos los delirios españoles y tuviéramos que responder a esta pregunta: ¿cuál de los dos individuos mencionados (el caboverdiano o el cubano) debería poder votar en España en elecciones generales, locales o autonómicas?
Nuestra respuesta no ofrecería duda alguna: debería poder hacerlo el caboverdiano, desde luego, que tiene todas las condiciones exigibles para ser un verdadero ciudadano: residencia, arraigo cultural y tributación fiscal.
Todos nosotros -que no somos, claro, de Nebraska- sabemos, sin embargo, que entre el sinfín de desvaríos que van engrosando sin desmayo el catálogo del esperpento nacional figura uno que solo la fuerza de la costumbre nos ha llevado a aceptar como normal: la existencia de cientos de miles de supuestos españoles -gran parte de los que componen el Censo de Residentes Ausentes: CERA- que de españoles solo tienen una cosa (la nacionalidad legal), pero que, gracias a ella, gozan, entre otras ventajas, de la de votar en elecciones. En Galicia son 345.321, el 13% del censo electoral, lo que supone casi 11.000 más desde los últimos comicios autonómicos.
Este apogeo del ius sanguinis (de los derechos derivados de la sangre) constituye un abuso antidemocrático absolutamente inaceptable. Tanto que no es de extrañar que comience a ganar fuerza un argumento que, de no ser por el escandalazo del voto emigrante, a nadie sensato se le hubiera ocurrido plantear: el de por qué puede votar, por ejemplo en las autonómicas gallegas, un supuesto gallego que tiene su residencia legal en Venezuela y no uno que la tiene en Barcelona.
Pues el problema de voto emigrante no es solo el de las garantías existentes para asegurar la limpieza del proceso electoral, sino el de la inclusión en el censo de docenas de miles de personas que jamás debieran haber entrado en él. No hay más cera que la que arde, aunque el CERA se empeñe en lo contrario: no hay más electores legítimos que los que son verdaderos ciudadanos, ni más verdaderos ciudadanos que los que se forjan en el ejercicio cotidiano de la ciudadanía.
Evidentemente personajes como este nos tienen miedo, lo bien que hacen, el voto que le quitaron a mi abuelo, lo voy a usar yo, y contra ellos. NO PASARAN.
ResponderEliminarNo entiendo porqué el afán de catalogar como "indignante" un artículo donde simplemente el autor expone sus puntos de vista, que a razón de los argumentos bien sustentados, podemos o no estar en acuerdo con éste.
ResponderEliminarEl autor simplemente está diciendo una verdad que tal vez a todos los hijos y nietos de españoles nos ha salido de la cabeza o tal vez en el afán de júbilo -como es normal- hemos olvidado las razones intrínsecas en porqúe se nos está otorgando éste privilegi en éste preciso momento histórico: el PSOE al ser un énte político en cierta medida está impulsando éstas acciones porque está esperando contar con nuestro voto en las subsecuentes elecciones. Son medidas electoreras, eso sí, que nos han beneficiado y no hay porqué desperdiciar la oportunidad.
Está además, planteando un punto bien sustentado: porqué nosotros en américa podremos votar en elecciones en España, cuando otros residentes españoles no necesariamente, pueden hacerlo: el ejemplo que expone basta por sí mismo y coincido con él.
No estoy deacuerdo sin embargo, en porqúe plantear la cuestión sobre "¿quién puede votar y quién no?", creo que es evidente que éste derecho -si me piden mi opinión- corresponde a ambos; sin embargo, esas cuestiones no son menester nuestro y su discusión corresponde a tribunales electorales con argumentos más serios de derecho.
Y con respecto al comentario anterior "personajes como éste nos tienen miedo", ¿miedo de qué?, a qué te refieres... él es un simple columnista, no depende de tu voto directo.
No sean viscerales porfavor.
Que vergüenza !!! que fascismo!!! que burrada!!!
ResponderEliminarMal que les pese a estas personas, innegablemente por mis venas y por las venas de miles, corre sangre española. Mi historia como la mis antepasados esta arraigada a España, si hicieran un analisis del origen de mi cuerpo de carne y hueso, si desconocieran su procedencia, lo identificarian sin duda con la un español, codificado en los genes tenemos toda nuestra memoria ancestral, que sucedio en España, miles de años de vida de mis antepasados y ahora porque por unos pocos años fuera de la tierra que me dio origen unas personas digan que no soy español es indignante, si supieran mis antepasados , que sin duda lucharon por su tierra y hasta quizas con los antepasados de los que hoy nos niegan, seguramente, se revolverian en sus tumbas. Aunque no lo quieran soy de raza española, igual que ellos, un hijo de España nacido en el exterior. Y para la Nacion de Breogan, soy tan hijo de Breogan como ustedes, honren a nuestro antepasado comun abrazando a todos sus hijos.
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