Saca de correos con votos de los emigrantes
Fuente: http://www.abc.es
Cerca de 700.000 españoles residentes en el extranjero están llamados a votar en las las elecciones autonómicas del próximo 22 de mayo, una vez que la reciente reforma de la Loreg impide su participación en los comicios municipales. De todos ellos, el PP estima que apenas un 15 por ciento ejercerá su derecho al voto después de completar un proceso de petición de papeleta más complejo que el que existía hasta ahora pero con mayores garantías, porque a diferencia de consultas anteriores, podrán votar bien por correo o en las urnas que a tal efecto instalen las oficinas consulares o aquellos lugares que se habiliten para ello.
Cerca de 700.000 españoles residentes en el extranjero están llamados a votar en las las elecciones autonómicas del próximo 22 de mayo, una vez que la reciente reforma de la Loreg impide su participación en los comicios municipales. De todos ellos, el PP estima que apenas un 15 por ciento ejercerá su derecho al voto después de completar un proceso de petición de papeleta más complejo que el que existía hasta ahora pero con mayores garantías, porque a diferencia de consultas anteriores, podrán votar bien por correo o en las urnas que a tal efecto instalen las oficinas consulares o aquellos lugares que se habiliten para ello.
A pesar de la escasa implicación electoral de los residentes fuera de España —en las generales de 2008 la participación alcanzó un exiguo 30 por ciento— lo cierto es que ese puñado de votos puede determinar no solo la victoria de un partido sobre otro, sino incluso el color político de algunos gobiernos autonómicos, según la proyección que ha hecho el departamento del PP en el Exterior, dirigido por Alfredo Prada. En un total de seis Comunidades, a las que hay que sumar Melilla, el voto de los residentes ausentes (CERA) se antoja fundamental. Son el caso de Canarias, Cantabria, Asturias, Castilla y León, Madrid, Valencia.
Del voto emigrante dependen tres diputados autonómicos en Canarias (dos por Santa Cruz de Tenerife y uno por Las Palmas). Con un PP que aspira a ser primera fuerza política en el archipiélago no es una cuestión menor conseguir esos apoyos o intentar evitar, en la medida de lo posible, que no les perjudique en un desfavorable reparto de restos. El voto emigrante les quitó en 2004 el gobierno de Galicia (nunca llegaron unas sacas procedentes de Venezuela, denunció siempre el PP) y también les impidió volver a ganar en Asturias en las autonómicas de 1999.
Determinante en Asturias.
Precisamente, son dos los diputados que elige el voto emigrante en Asturias, unos comicios que se prevén allí de infarto y que dependerán de la aritmética de las sumas, con la incógnita del comportamiento de la candidatura de Francisco Álvarez-Cascos.
El diputado cántabro que venga en las sacas de los votos vía Ministerio de Asuntos Exteriores puede determinar asimismo una posible mayoría absoluta del PP, que aun siendo partido ganador, se ha visto desalojado del PP por los pactos entre PSOE y Miguel Ángel Revilla.
En Castilla y León están en juego tres asientos en el parlamento autonómico (León, Zamora y Salamanca); en Madrid y en la Comunidad Valencia (Alicante y Valencia) dos en cada una y en Melilla, uno. Sin embargo, estos casos no son determinantes en la estrategia popular dada su aplastante superioridad sobre el PSOE, que tiene visos incluso de ahondarse en los comicios del 22 de mayo.
Pero desde Génova no deja de mirar con desolación cómo el voto del Censo de Españoles Residentes Ausentes (CERA) ha sido, —salvo en las generales de 2004 y en Comunidades como Galicia—, mayoritariamente socialista, en unos porcentajes de hasta el 140 por ciento de ventaja sobre el PP. Desde Génova dicen muy gráficamente que «desde hace siete años arrastramos pérdidas», de ahí la febril actividad de Alfredo Prada y la organización de actos como el de León a mediados de enero con representantes del partido en 25 países.
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