Gijón, J. C. GEA
Hace un par de años los asturianos descubrieron con asombro y cierta conmoción que su himno no era tan suyo como pensaban. El árbol del «Asturias, patria querida» echó profundas raíces en su corazón y en sus gargantas, pero las semillas venían de lejos. Una laboriosa investigación del estudioso Fernando de la Puente reveló -y divulgó en un extenso artículo publicado por LA NUEVA ESPAÑA- que las raíces del entrañable y popularísimo «Asturias, patria querida» se hundían por un lado en Cuba y por otro nada menos que en Polonia. Ahora, para acabar de redondear este prodigio de mestizaje y fusión de culturas, una japonesa ha decidido devolver literalmente el himno del Principado a sus raíces por la vía del arte, y el resultado es a la vez llamativo y conmovedor: un tenor cubano y un gaitero polaco interpretando sucesivamente el «Asturias, patria querida» entre los venerables robles de la carbayera gijonesa del Tragamón.
La pieza se ha plasmado en formato vídeo y se expone estos días en la muestra monográfica «Walking song» que la artista Kaoru Katayama expone en la sala Espacio Líquido de Gijón. «Siempre trabajo sobre el tema del intercambio y el choque de culturas, porque mi situación es la de una japonesa que lleva dieciséis años viviendo en España. Mis obras están condicionadas por esa situación de pertenencia a dos culturas», explica la autora. Kaoru centró su atención en el himno de Asturias cuando tuvo que elegir un motivo sobre el que centrar un trabajo específico para su muestra gijonesa.
La elección no pudo ser más fructífera, como pudo comprobar cuando descubrió que la autoría del «Asturias, patria querida» correspondía a un cubano, Ignacio Rodríguez Martínez, muy conocido en Cuba por su nombre artístico de Ignacio Piñeiro e hijo de emigrante de Grado, quien a su vez había adaptado una melodía tradicional traída hasta Asturias por mineros polacos. La materialización del proyecto le resultó evidente: había que encontrar un cantante cubano y un gaitero polaco. Pero era, claro, más evidente que fácil de concretar.
Y, sin embargo, se logró. Con la colaboración de la galerista Nuria Fernández, Kaoru Katayama emprendió una pesquisa con visos un tanto disparatados. Tras descartar algún candidato -un camarero cubano de una céntrica sidrería gijonesa, por ejemplo-, la búsqueda topó con el afortunado hallazgo de José Tablada, intérprete que trabaja para el teatro Campoamor de Oviedo y que prestó su hermosa voz de tenor al proyecto. Respecto al gaitero polaco, la cosa no pintaba tan sencilla. ¿Dónde se podía encontrar un gaitero apellidado, por ejemplo, Krolikowski?
En Avilés, sin ir más lejos. Daniel Krolikowski es un joven intérprete de gaita, hijo de polacos, al que la artista japonesa llegó por mediación de Vicente Prado, «El Pravianu», gaitero y maestro de gaiteros que puso en la pista a Katayama. «Cuando le preguntamos, recordaba haber escuchado a un gaitero con un apellido que sonaba a polaco en un concurso», cuenta la artista. No sólo sonaba a polaco: el apellido era polaco, aunque el roncón suene asturiano.
Todo junto compone «Walking song». «El título de la pieza, algo así como "Canción que camina", se refiere a la cultura como algo que viaja, algo orgánico, que se va modificando y modelando, que puede llegar de un sitio hasta convertirse en algo propio», explica Kaoru, que vive ahora en Valencia después de haberlo hecho años en Salamanca.
Ese mismo mensaje puede descifrarse en el resto de sus vídeos: un maestro del té madrileño oficiando para un japonés; un charro que ronda, inútilmente, con un baile de cortejo a la propia artista o un grupo de albañiles salmantinos que fracasa estrepitosamente, pero se divierte, a la hora de incorporar a su disciplina la sesión de gimnasia matinal con la que millones de japoneses empiezan la jornada. Las culturas viajan; pero no arrastran todo.
NO CREO ESTA FALAGIA NO HAY PRUEBA QUE VERIFIGUE ESTA FALAGIA ALLA EL QUE SE LA CREA YO NO
ResponderEliminarMe hubiera gustado tanto oir "Asturias, patria
ResponderEliminarquerida" cantado por Juan Pablo II con su voz tan
hermosa.