José Antonio Nespral tiene 82 años, actualmente preside el Centro Asturiano de Buenos Aires...

«En Argentina, la crisis económica se ha agudizado con la aparición de la gripe A»

«La situación del Centro Asturiano de Buenos Aires estuvo ya de regular para abajo en su día y llegamos a tener que respirar por un tubito; hoy, al menos, si no hay olas, respiramos normal»

Oviedo, María TORAÑO.

José Antonio Nespral Tirador tiene 82 años, actualmente preside el Centro Asturiano de Buenos Aires y es el vicepresidente para el Cono Sur de la Federación Internacional de Centros Asturianos. Este emigrante, que dejó el Principado hace 62 años, recibió el año pasado la medalla de la Hispanidad de la Federación de Sociedades Españolas de su país de adopción y reconoce que es un entusiasta de los bolos, el jamón ibérico y la Santina.

-El Consulado de España en Argentina ha registrado unas 10.000 solicitudes de nacionalidad para nietos de emigrantes españoles. ¿Se están cubriendo las expectativas?

-Lo cierto es que no, porque es una cantidad muy baja para lo que se esperaba. Las previsiones iniciales hablaban de una avalancha de solicitudes que no se ha producido.

-¿Desde el Centro Asturiano ayudan de alguna manera a los que inician estos trámites?

-Recibimos consultas y asesoramos lo más posible, porque la gente tiene muchas dudas legales y hay que encontrar las partidas de nacimiento de sus abuelos, que es lo que más tiempo suele llevar.

-¿Puede estar afectando la crisis económica internacional en la escasez de solicitudes?

-No podría asegurarlo, pero sí puedo decir que en Argentina, la crisis internacional se ha agudizado con la aparición de la gripe A, porque la gente no sale a la calle. En el Centro tuvimos que suspender las actividades infantiles hasta que se reabrieron los colegios. Además, en la Argentina seguimos arrastrando el problema de la famosa inflación y hay mucha gente que no se recuperó del «corralito» de 2001.

-¿Está afectando al funcionamiento del Centro esta crisis de la que habla?

-Estuvimos en una situación de regular para abajo hasta hace cuatro años, pero ahora vamos saliendo. Antes respirábamos con un tubito. Hoy en día, si no hay olas, respiramos normal.

-Ha venido a Asturias en esta ocasión con dos argentinos que han participado en el Mundialito de Bolos de Pola de Siero, ¿hay mucha afición en ese país?

-Los bolos en Buenos Aires están bastante decaídos y nos falta gente joven y niños. En realidad son las madres las que están entusiasmadas y empiezan a interesarse por practicarlo. Es una buena forma de atraer a sus hijos.

-¿Cómo logran implicar a la gente joven en sus actividades?

-Para la gente joven hay todo tipo de deportes y se implican mucho en el grupo folclórico y en la banda de gaitas. El grupo de baile tiene unos 60 componentes y comparten escenario padres e hijos. Han ayudado mucho los cursos de asturianía, los campos de trabajo y los monitores que mandan desde Asturias.

-¿En qué aspectos se ha notado la influencia de los cursos?

-En la gaita. En Buenos Aires tuvimos un problema serio porque sólo teníamos un gaitero y cuando se fue haciendo mayor dejaba de tocar cuando le parecía. Las mujeres jóvenes empezaron hace unos años a interesarse, pero como ya no había gaitero les daba clases uno gallego hasta que vino Xuacu Amieva. Nuestro conjunto de gaita ahora es formidable y tocan muy bien. Los cursos también ayudan a ampliar la visión de Asturias.

-¿De qué manera?

-Una cosa son los recuerdos que transmitimos los abuelos y otra muy diferente la actualidad real. Dan igual los cuentos que les hayamos contado, cuando vienen y lo palpan es diferente. Regresan a Argentina con un panorama totalmente diferente de la realidad de esta región que ya no tiene nada que ver con la que dejamos los viejos.

-¿Cuál es la perspectiva que transmitían ustedes?

-Los emigrantes normalmente se marcharon de Asturias con muy pocos conocimientos, pero recordamos siempre, soñamos con Asturias. Los que están aquí abren la ventana por la mañana y piensan: «Estoy en Asturias». Por eso nosotros estamos tan apegados a la cultura y a los recuerdos.

-¿Cuáles son los próximos proyectos en los que está trabajando el Centro de Buenos Aires?

-Queremos climatizar la piscina para que los más mayores puedan recibir clases de gimnasia. A largo plazo, lo que nos gustaría es fundar un colegio asturiano como el que tienen en Santa Fe, que dan clases de lengua asturiana y tienen bolos en la asignatura de Educación Física, entre otras actividades.

-¿Qué otros servicios ofrecen para la gente mayor?

-Ahora mismo estamos en conversaciones con la Cruz Roja para poner en marcha un sistema de entrega de brazaletes a personas que necesitan atención constante. Son unas pulseras con un botón que cuando lo presionas te conecta telefónicamente con las emergencias. Nos gustaría activar un servicio de atención a domicilio, pero eso nos va a costar un tiempo.

-¿Cómo ha evolucionado el Centro en las últimas décadas?

-Hemos pasado de contar con 10.500 socios en 1986 a tener 3.200 ahora mismo. Eso es un problema gravísimo porque el personal que trabaja con nosotros es para atender a esa cantidad de gente y no los podemos echar. Son gente que lleva muchos años en la institución y no está en condiciones de enseñar a las nuevas generaciones. Tuvimos que contratar gente extra porque había que poner al día la parte de contabilidad y no sirve anotar en libros, hay que informatizarlo todo.

-Chile acogerá este año el Día de Asturias en el Exterior. ¿Cómo lo celebran los bonaerenses?

-Por todo lo alto y durante una semana entera. En el artículo segundo de nuestro estatuto, desde 1923, dice que tenemos que conmemorar la semana de Covadonga y la mantenemos hasta el día de hoy, aunque este año lo celebraremos la semana del 20 de septiembre porque para el día de la fiesta yo estaré en Chile. Celebraremos allí una reunión de la Federación Internacional de Centros Asturianos y como soy vicepresidente para Sudamérica no puedo faltar. Pero con la Santina ya cumplí, es una visita que no puede faltar cuando vengo.

«Cuando visitan Asturias, nuestros nietos regresan a Argentina con un panorama de la realidad de esta región que ya no tiene nada que ver con la que dejamos los viejos»

José Antonio Nespral Tirador

Nació el 1 de mayo de 1927 en Coya (Piloña). Con apenas 20 años salió de Gijón en barco rumbo a Argentina, donde se asentó como comerciante. Lo primero que hace siempre que llega a Asturias es comprar jamón ibérico, pero este año se encontró el supermercado cerrado y lo cambió por un plato de patatas fritas con huevos y chorizo. Confiesa que es un gran apasionado de los bolos, una disciplina que intenta revitalizar en Buenos Aires, y este año presidió el jurado de los premios «Pico Peñamellera».